A través del yeso, goma laca, blanco de España y sus pinceladas, vuelve a la vida miles de objetos Método, sapiencia y detalle son las bases del trabajo que realiza Ana Laura Navarro, restauradora de objetos antiguos, sacros y religiosos y quien también regresa el alma y esencia de aquellos Niños Dios rotos, que buscan
A través del yeso, goma laca, blanco de España y sus pinceladas, vuelve a la vida miles de objetos
Método, sapiencia y detalle son las bases del trabajo que realiza Ana Laura Navarro, restauradora de objetos antiguos, sacros y religiosos y quien también regresa el alma y esencia de aquellos Niños Dios rotos, que buscan ser reparados.
Ahí en su taller ubicado en una de las colonias más antiguas de la capital, la colonia Independencia, es donde Ana Laura se prepara todos los días para comenzar a hacer magia sobre sus mesas de trabajo.
Quien remarcó también que la restauración de Niños Dios depende de la pieza, su material, pero sobre todo de su historicidad, para saber qué tipo de trabajo se tiene que aplicar en este tipo de imagen religiosa.
“Para restaurar cualquier tipo de pieza, se hace una investigación en profundidad de la pieza para ver si pertenece a un escultor en específico y la antigüedad claro. Y aunque son todo tipo de piezas las que me llevan, de yeso, resina y madera, las trato como si todas fueran piezas ortodoxas para darle un tratamiento de restauración más especializado posible”.
Por lo que la restauración subrayó, tiene que tener tres elementos importantes a seguir, como lo es la mínima intervención, usar materiales compatibles y que se note el vestigio de la restauración.
“Cuando llega una pieza de un Niño Dios siempre tomo fotografías y observo qué necesito, qué deterioros tiene, si le faltan partes, como manos o dedos, si los dueños me traen las piezas o hay que hacerlas desde cero, para empezar a restaurar”.
Ana Navarro remarcó que el proceso de restauración puede llegar a durar hasta dos semanas y dependerá también de los lotes de piezas que tenga para realizar este tipo de trabajo, pues acercándose diciembre la demanda por parte de la clientela aumenta considerablemente.
“Me empiezan a allegar Niños Dios desde septiembre, y claro aumentan las restauraciones acercándose diciembre, hasta el momento tengo un lote de 20 Niños Dios que esperan ser restaurados”.
Juana María Olivo | El Sol de San Luis
De los materiales, la experta especificó que para restaurar partes del cuerpo del niño dios utiliza almas de bambú, alambre, yeso porcelánico, pigmentos naturales, en caso de piezas de madera usa blanco de España para hacer gesto y resanar, goma laca y otro tipo de pigmentos y barnices no abrasivos.
De herramientas hace uso de pinceles lengua de gato, espátulas médicas y quirúrgicas, imágenes de referencia, pinceles redondos y planos, algodón y palillos de madera.
“Uso materiales siempre orgánicos, uso palitos de bambú, los inserto y de ahí empiezo con yeso a moldear con una espátula de dentista siempre a moldear la mano, eso es de mucha paciencia, entonces pongo capa por capa por capa hasta engrosar y empezar a a devastar cuando se seca el yeso”.
Juana María Olivo | El Sol de San Luis
Durante este proceso Ana señaló que tiene que estar sumamente concentrada, pues su trabajo es muy intimista y detallado, pues renueva la vida de piezas que han pertenecido por décadas a las familias potosinas.
En este sentido, el misticismo también se hace presente en su profesión pues las piezas sacras y antiguas, pero sobre todo la de los Niños Dios traen consigo energías que, se hacen presentes al momento de trabajarlas.
“Claro se siente cuando las recibes, se mueven y hasta cambiar de lugar, francamente a mí me ha pasado, pero con las de madera y se entiende, son piezas muy antiguas, hay una esencia mística en ellas, por las familias. Cada pieza es una historia y una trata de repararlas”.
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