El académico de la Facultad de Contaduría aspira a la rectoría “Los profesores de asignatura, si bien de origen no vivimos de dar clase, hay otros que sí viven de ello… Tenemos que ver cómo garantizar mejores oportunidades a estos profesores de asignatura”, dice Daniel Trejo Medina, profesor de la Facultad de Contaduría y Administración y aspirante a rector de la Universidad Nacional Autónoma
El académico de la Facultad de Contaduría aspira a la rectoría
“Los profesores de asignatura, si bien de origen no vivimos de dar clase, hay otros que sí viven de ello… Tenemos que ver cómo garantizar mejores oportunidades a estos profesores de asignatura”, dice Daniel Trejo Medina, profesor de la Facultad de Contaduría y Administración y aspirante a rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
En entrevista con El Sol de México, el también empresario y consultor, dijo que la UNAMtiene aproximadamente 28 por ciento de estudiantes menores de edad y con ellos hay una asignatura pendiente en materia de derechos humanos.
A pesar de no contar con experiencia como director de facultad o tener un cargo administrativo, 38 personas, entre académicos e investigadores apoyan a Trejo Medina para “ser esa voz de los que no pueden hablar y no pueden manifestarse” dentro de la universidad.
Tenemos que garantizar oportunidades a profesores
Daniel Trejo Medina
¿Qué significa esto para usted? ¿Por qué presentarse a competir por este cargo?
Significa demasiado. He tenido la suerte de ser estudiante de bachillerato, licenciatura y posgrado. Después fui técnico académico y en 1994 empecé a dar clases. Me ha tocado vivir diferentes escenarios y diferentes entornos políticos, pero también vivir desde dentro las carencias y las áreas de oportunidad que tenemos como profesores (de asignatura). En algún momento me separé de la UNAM para ir a la iniciativa privada en diversas partes del mundo y ahí aprende uno que la universidad es respetada reconocida y seguida a nivel mundial. Es algo que no necesariamente ven los universitarios. De regreso al país —después de estudiar en Estados Unidos y Europa— retomo las clases y vinculaba mi labor con grandes y pequeñas empresas o con entidades de gobierno Federal y estatal, la famosa triple hélice: gobierno, educación y vinculación con la industria. Y platicando con muchos colegas de 30 años, algunos investigadores de primer nivel, académicos, estudiantes y administrativos me decían por qué no hacemos algo para hacer una propuesta e ir con fulano, zutano y perengano para que lo haga. Entonces trabajamos en una propuesta, un análisis de qué hacía falta en la universidad, cómo hacemos ese cambio, no quisiera decir radical y generacional, pero sí alinearnos a la realidad constantemente. En este proceso varios compañeros me dijeron por qué no lo haces tú, has sido director en Europa, en Estados Unidos, en México. Has trabajado con diferentes figuras empresariales o del gobierno (en la Suprema Corte de Justicia de la Nación) … Después de conversar con diferentes colegas y consolidar propuestas, decidí proponerme porque tengo las credenciales, experiencia y quizás no como los otros candidatos, los directores de escuela que traen un músculo institucional, yo pertenezco a ese grupo de 29 mil académicos que estamos buscando mejoras.
¿Cuál sería la mayor riqueza de su propuesta como profesor?
Mi experiencia es multicultural y la universidad tiene presencia en Canadá, Europa y Asia. Pero más allá de entender, hay que haberla vivido. Hay que haberse equivocado en otras culturas para no equivocarse cuando uno tiene una responsabilidad mayor. La otra es la vinculación que tengo con otras universidades de Europa. Además de la parte académica, en la parte deportiva la universidad tiene dos deportes insignias: el fútbol americano y el soccer, pero el resto de los deportes están tristemente olvidados y la comunidad universitaria tiene entrenadores y grandes atletas y la otra perspectiva es la cultural, haberlo vivido y plasmado. Entonces si eso lo metemos —voy a usar el término— a una licuadora y comprende la razón de que debemos tocar vidas para mejorar a la sociedad y considera que tiene oportunidad para hacerlo adecuadamente, es una oportunidad de presentarlo.
¿Quiénes son esos que lo animaron a presentarse como aspirante a la Rectoría?
Le pondría tres categorías o áreas: investigadores, personas que admiro. La mayoríaacadémicos de tiempo completo y que hacen investigación, pero no necesariamente están en el Sistema Nacional de Investigadores y otros son algunos administrativos que dicen nos falta esto, agnósticos al sindicato (STUNAM o Apaunam) y sobre todo se sumaron por el problema de inseguridad que vivimos. No es nada oculto lo que vivimos en el país y la universidad es un reflejo de ello. Los alumnos son importantes, apolíticos en algunas áreas y no tienen mucha implicación y propuestas.
¿Usted representa a los profesores de asignatura?
Me encantaría decirlo. Posiblemente representó a muchas personas que no tienen voz. Lo que me dicen estas 38 personas es que puedo ser esa voz de los que no pueden hablar y no pueden manifestarse porque pueden tener algún tipo, no de sanción, pero sí bloqueo. Por ejemplo, los profesores de asignatura, si bien de origen no vivimos de dar clase, hay otros que sí viven de ello. Ahí la universidad ha hecho un esfuerzo con programas para compensar su salario. Es muy complicado subir el salario, de 72 mil 500 millones de presupuesto que tenemos (en realidad en este año la UNAM ejerce 52 mil 728.1 millones de pesos, 42 mil 659 de aportaciones federales y el resto 5 mil 69 millones son recursos propios), 61 por ciento se va a apagar salarios y tenemos que ver cómo garantizar mejores oportunidades a estos profesores de asignatura. Comprendo mucho lo que pasa, estoy todo el día en el aula, me toca usar los baños de los alumnos, esperar estacionamiento y que te roben el tapón de un coche, problemas que la universidad atiende, pero que hay que promover más soluciones.
¿Nos puede dar nombres de esos 38 que lo impulsan?
Me encantaría decirlo, pero no sé si para ellos sea políticamente correcto
Queremos entender qué impulsa a un profesor de asignatura a querer ser rector
En clase les decía que hay una regla no escrita que no puedes ser rector si no eres director. Pero varios de ese grupo, notables, muy reconocidos, me dijeron “a ver Daniel tienes experiencia internacional, has dirigido diferentes entidades y has colaborado con muchas personas, eso es un criterio y eso no está en la legislación universitaria, si no está escrito no es válido”.
¿Lo mejor para la universidad en este momento es que un profesor de asignatura sea rector?
Es una respuesta muy dura, sería muy soberbio, por eso estoy aquí. Quiero pensar que es así. Entré a competir para apoyar a la universidad. Hay un precio que hay que pagar en un tema como rector y lo entendemos todos, un precio político. Yo sin la UNAM no soy nada como profesionista… Hay que ayudar a que la universidad siga creciendo. Yo creo que no es necesario hacer demasiados cambios, hay que hacer ajustes en la legislaciónuniversitaria, atrayendo a los expertos en la materia, se trata de sumar. No quiero sonar incorrecto de lo que está en este momento no sirve y lo nuevo va a servir. Lo que tenemos sirve porque tiene contexto. Lo que necesitamos es darle la vuelta a la pelota, le dé el sol y brille de otra forma. Son pequeños cambios que no cambian la estructura de la universidad.
¿Usted se siente solo contra el mundo?
Lo único que puedo perder es perder algo en lo cual creo, pero creo que las propuestas contribuyen: el interés superior de la niñez, no lo tiene visto nadie, y la inteligenciaartificial, debiera incorporarse. Estoy solo aquí, pero son las ideas de muchas personas.
¿Su postulación es solo para llenar currículum?
Yo tengo mi empresa, estoy en proceso de apoyar a otros.
¿Usted es el profesor que movilizó estudiantes en Change.org en contra de la Facultad de Ingeniería?
Sí, lo que pasa es que me quitaron una materia, pero los alumnos perdieron más porque ya no tuvieron a un facilitador que consiguió becas y los acuerdos no se cumplieron. El tema es conforme a derecho se resolvió, por eso insisto hay que respetar la ley, de ahí me fui a Ciencias e ingresé hace diez años a la Facultad de Contaduría.
En su propuesta de trabajo justifica que no tiene datos para hacer el diagnóstico de la universidad, ¿eso juega en su contra?
Hay datos que no se pueden compartir por razones operativas. Eso no juega en contra, tengo datos que no puedo manifestar que los tengo, son datos sensibles. Manifiesto siete ejes en la propuesta y un punto importante es el de la gobernanza, la transparencia y la rendición de cuentas. Mencionó que la gran mayoría de los universitarios son loables y correctas y en otras áreas no se desempeñan conforme a su atribución, hay que analizar su aportan el valor necesario con la ética correcta. Es evidente el resultado que están dando. Otro es el de grupos colegiados, consejos técnicos, son especialistas de sus áreas y hay que ayudarlos en una mediación, un cabildeo.
¿Su propuesta apuesta por un cambio radical o dar continuidad?
La universidad no puede cambiar radicalmente pero sí cambiar significativamente. Las generaciones ya cambiaron. Hay que entender la tecnología hay que entender que la universidad tiene aproximadamente 28 por ciento de estudiantes menores de edad y con ellos hay una asignatura pendiente en materia de derechos humanos que es el interés superior de la niñez y de la adolescencia que no se ha atendido. Hemos atendido la violencia de género, pero qué pasa con nuestros estudiantes de iniciación universitaria y de todo el bachillerato, los hemos olvidado.
¿Por qué dice que olvidados?
No hay un protocolo para atención del interés superior de los menores. Imagínense los niños que estuvieron en pandemia aislados en su casa y luego llegaron a la universidad donde se enfrentan con algo que no ha sido su realidad, pueden ser violentados de diversas maneras. Si como universidad no atendemos conforme a derecho esas cuestiones, no sólo evitamos un sano desarrollo de los niños, sino que no estamos siendo garantes de ese desarrollo. Eso implica educar a profesores, funcionarios y a los alumnos.
En su diagnóstico ¿qué requiere en este momento la UNAM?
Uno de los ejes es procurar, apoyar a los profesores de asignatura, si no se puede por presupuesto, hay que ver de qué manera les ayudamos con capacitación, a lo mejor algo para su familia que la universidad pueda lograr. También hay que considerar el tema de la equidad, qué alternativas hay en el acceso para personas en sillas de ruedas (sic), a los que tienen una raza diferente, una religión distinta, una creencia (sic). Somos una universidad laica, incluyente, aquí caben todas las opiniones y fomentarlo entre los estudiantes… El otro vincular a la universidad con sus egresados. He escuchado a los directores de la Facultad de Ingeniería presumir al ingeniero Carlos Slim y alguna vez le dije un director: por qué sus hijos todos están en la UNAM, preguntaría ¿cuántos de los que están buscando hacer algo en la UNAM tiene unos hijos en la UNAM?, no hay consolidación de congruencia. Ahora si el hijo hizo el examen y no quedó bueno, es salvable, porque la UNAM es de meritocracia…
¿El interés por dirigir a la UNAM es académico, político o económico?
Económico no tengo la necesidad, afortunadamente me ha ido bien. Mi padre, en su momento, era obrero en una fábrica y mi madre ama de casa. Y por la universidad soy lo que soy en materia profesional. He trabajado y tengo una empresa de tecnología, un bufete jurídico en materia fiscal y otra materia, pero esto me ha llevado a trabajar con diferentes gobiernos. No es que sea millonario, pero vivo bien. Mi esposa es educadora y dijimos, ¿cómo podemos ayudar a esa gente que no tiene la oportunidad de mejorar?, ¿cómo ayudamos que la UNAM vuelva a ser líder en temas de deporte y cultura? Otro punto, es que hay un caldero político evidente en la sociedad mexicana que requiere personas agnósticas a los partidos. Tener un compromiso político puede o no influir en la labor de un rector, pero digamos que la sangre llama a la sangre, lo digo en sentido positivo. Lo digo en términos de ver el origen. Es importante tener una estabilidad que brinde tranquilidad a la institución, tener un continuo proceso de comunicación con muchos actores políticos. En un tiempo tuve oportunidad de ocupar cargos políticos y no los acepté.
¿Qué cargos?
En política, pero el único que acepté fue en la Suprema Corte de Justicia de la Nacióncon el ministro (Arturo) Zaldívar y cuando terminé me regresé a mi mundo privado y a la academia.
Foto: Daniel Galeana / El Sol de México
Cuando le ofrecieron los cargos de elección popular, ¿era a Diputados?
Cuando uno está trabajando con su empresa privada, normalmente uno como asesor o externo provee servicios a secretarías de Estado, al Senado o Diputados y uno tiene acceso a eso.
¿Le ofrecieron un cargo en una secretaría?
Me ofrecieron en una secretaría, un señor secretario me ofreció:”’vente a trabajar aquí”.
¿Nos puede decir quién?
Preferiría que no, yo soy agnóstico a la política y no quiero comprometerme con nada para que no sea mal empleado.
En el caso de la sucesión en la Rectoría, ¿usted es independiente?
Suena atractivo mediáticamente, pudiera ser. Aquí somos 42 mil académicos de tiempo completo y asignatura, pero en la universidad no es una elección democrática-popular. Es una decisión con la cual estoy de acuerdo, es la forma de trabajar con 15 notables. No es un concurso de popularidad y no de capacidad pues yo mejor doy las gracias y no les hago perder su tiempo…. El próximo rector todos lo vamos a apoyar, tiene que estar consciente que debe de tocar vidas para ayudar a transformar al país, sin ser él el protagonista, los protagonistas son los estudiantes, hay que ayudar a los alumnos, académicos e investigadores.
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